Cultura

Vuelve The Sastre en única función: Un cuadrado y sus múltiples posibilidades

El próximo 1 de noviembre a las 21, en el Galpón de las Artes -la entrada es por cooperación solidaria-, la compañía The Sastre regresa, en una única función, para mostrar las múltiples posibilidades que ofrece un cuadrado, para celebrar ese ritual sin dioses, mediante la comunión que convoca la escena.

Por Valeria Melczarski

En junio del año 2013, la compañía The Sastre estrenó su primer espectáculo, Mesa No-varieté, bajo la dirección de Guillermo Yanícola. Esta obra fue el resultado de una serie de seminarios, realizados durante todo 2012, orientados al trabajo de exploración y experimentación del género clownesco. La vasta experiencia del director, su experticia y creatividad logró reunir a un grupo de talentosos y creativos actores y actrices que, en torno a una mesa -un objeto simple y cotidiano-, mostraron diversas posibilidades para generar comicidad y emoción.

Años más tarde, en 2016, la misma compañía llevó a escena The sastre al cuadrado, su segundo espectáculo, basado fundamentalmente en la comedia física. Casi sin recurrir a la palabra, un cuadrado trazado en el escenario conformaba el recurso central a partir del cual se desarrollaban las distintas escenas.

El proceso de creación de este nuevo espectáculo se inició luego de algunos años de representar Mesa No-varieté. En ese momento, la compañía sintió la necesidad de ampliar la exploración de otros géneros cómicos. En este sentido, Roberto de Large, integrante del grupo, recuerda el deseo de Guillermo Yanícola de conformar un equipo que profundizara el trabajo a partir de diferentes formas de la comicidad. Quienes transitan el universo teatral conocen la dificultad de sostener la grupalidad y el compromiso, a lo largo del tiempo. Por esta razón, resulta destacable que, cinco años después de la partida física de su director, el grupo The Sastre continúe honrando su memoria y su legado. El tercer espectáculo, llamado Actores extranjeros, se sigue representando de forma ininterrumpida desde su estreno en 2019.

En esta oportunidad, la compañía reestrena su segunda creación en la que el cuadrado se presenta como significante central. Por un lado, este remite a la figura geométrica, que organiza el escenario como marco y como límite, pero también expresa aquella operación mediante la cual un factor, elevado a la potencia, se multiplica por sí mismo. En definitiva, al igual que en el clown, el humor deriva de aquello que, de algún modo, se exagera, se exacerba. Dicha figura, entonces, señala en la escena una zona donde los comediantes recrean un microcosmos de situaciones hilarantes. De ese modo, la comicidad es llevada al extremo, a partir del cuerpo como artilugio principal, como si se tratara del “grado cero” de la actuación.

La comedia física en tanto subgénero de la comedia, constituye una de las formas más antiguas de la comicidad. Se inscribe en una larga tradición que va desde la Antigüedad clásica hasta el cine mudo, pasando por la Commedia Dell Arte. De esta última deriva el término slapstick, originado en Italia en los siglos XVI y XVII. Este concepto hace referencia a dos trozos de madera que se empleaban para chocar entre sí y generar los sonidos que acompañaban los golpes y caídas. Un batacchio, que se hallaba detrás del escenario, era el encargado de golpear los palos. El género se solidifica a finales del siglo XIX en la escena del vodevil y burlesque americano e inglés.

En esta propuesta, el slapstick resulta sustituido por un nuevo concepto, se trata del sonic mime, mimo sónico en castellano. Una espectacularidad desarrollada por el dúo cómico australiano The Umbilical Brothers. Esta consiste en la sonorización que acompaña la gestualidad de quienes actúan. En The Sastre al cuadrado, los intérpretes sonorizan las diferentes escenas para completar la significación y las distintas atmósferas.

Luego de un largo proceso que, luego de un año de trabajo, permitió desarrollar más de veinte escenas, el espectáculo está conformado por doce números que esencializan y explotan situaciones cotidianas, acontecimientos que remiten de un modo u otro a la especialidad concentrada en el cuadrado.

En una época signada por la inmediatez y la urgencia que imponen las redes sociales, y ante la amenaza que constituye la expansión de la inteligencia artificial, The Sastre al cuadrado propone recuperar una antigua forma de hacer teatro y de hacer reír. Con mínimos recursos y sin escenografía, en esta obra, la actividad silente y la acción física invitan a recrear una experiencia atemporal, con reminiscencias del cine de Harold Loyd, Charles Chaplin y Buster Keaton. Los payasos mudos por excelencia. Incluso el vestuario de los actores y las actrices apela a una cierta neutralidad que contribuye a exaltar el valor de la actuación, por encima de todo.

En una entrevista para La Izquierda Diario, el reconocido maestro de actores Raúl Serrano afirma que el teatro, en tanto ritual, constituye una misa laica. Un espacio de re-unión, opuesto al entorno social que favorece la represión de lo instintivo y establece la distancia con los otros. El próximo 1 de noviembre a las 21, en el Galpón de las Artes -la entrada es por cooperación solidaria-, la compañía The Sastre regresa, en una única función, para mostrar las múltiples posibilidades que ofrece un cuadrado, para celebrar ese ritual sin dioses, mediante la comunión que convoca la escena, para reivindicar, frente a los tiempos que corren, el valor del teatro en estado puro y la importancia de reír junto a otros.

Para esta puesta, la obra cuenta con las actuaciones de Anabela Centeno, Cecilia Bhaghette, Roberto De Large, Ariel Alonso, David Villoria y Daniela Parrinello Rizzi. La iluminación, diseñada por Gustavo Martincic, acompaña esta creación que cuenta con dramaturgia y dirección de Guillermo Yanícola.

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